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lunes, 3 de noviembre de 2014

La bateria que me anima


Hoy haré un especial, una pequeña reseña acerca de mí; para que me conozcan y sepan lo que hago.

Principalmente, antes que intento de periodista, soy baterista de un grupo: D Life 25. Llevamos alrededor de un año dándole, y pues ahí va el proyecto, próximamente podrán tener nuestro material oficial con las canciones que hemos hecho. Aquí está un vídeo nuestro:



Como se dieron cuenta (Si es que vieron el vídeo) Soy baterista, y eso es de lo que me gustaría hablar ¿Cómo llegue a ser baterista? ¿Cómo me di cuenta que era el instrumento que me gustaba? ¿Cómo es que llegue a amar una cosa que hace tanto ruido? Pues bueno, aquí les explicaré un poco.

Me remontaré a mi niñez, cuando tenía alrededor de 8 años conocí a una banda que en ese momento no representaría mucho para mí, pero después volverían para cambiar mi vida; la banda es: Blink-182. Sólo conocía el nombre, debido a que mis primos mayores eran bastante fan de ellos y pues, me llegaba su conocimiento musical debido a que pasaba mucho tiempo con ellos. Total… Yo toda mi vida quise una banda, ser famoso, giras, hacer música, que la gente cantara mis canciones en la calle, no sé, fue algo que siempre me llamó la atención, supongo porque desde pequeño me criaron viendo y escuchando bandas de rock. Comencé con clases de guitarra, como toda persona que se quiere involucrar en la música, pero sentía que no era lo mío, me gustaba, pero no me esforzaba ya que sentía que no era lo mío.

Hasta que un buen día, en mi tiempo libre y buscando nueva música que escuchar, me dije “Oh, recuerdo Blink-182, les daré una checada” ese momento, ha sido de los más significativos de mi vida, hasta ahora. Vi a una persona que podría decir que ha cambiado mi vida, el baterista más cool del universo: Travis Barker. Su forma de tocar era tan divertida y agresiva, pero hacía ritmos tan suaves y ‘fregones’ al mismo tiempo, se veía que disfrutaba lo que hacía, que amaba estar sentado detrás de esos tambores y esos círculos metálicos de una marca que hasta la fecha no sé pronunciar bien. Fue él, el que me hizo decir “yo quiero eso, yo quiero ser baterista” y bueno, emocionado, fui con mis papás y les dije “Quiero aprender a tocar batería” no pude evitar notar la cara de “Ay wey, ese instrumento hace mucho ruido” de mis papás, pero para no mandarme a la fregada directamente me contestaron con un sutil “Luego vemos, mijito”, eso fue como a los 11 años, después de un año de estar moleste y moleste y moleste con que quería aprender batería, finalmente se me hizo, comencé mis primeras lecciones de batería. Debo admitir, que al principio fue algo tedioso, ya que repetía y repetía los mismos ritmos y podía llegar a hartarte, pero mi profesor siempre me decía “Esto es paso a paso” y bueno, no me quedaba otra que resignarme.

Después, poco a poco, fui adquiriendo más agilidad, rapidez, coordinación y cada vez amaba más ese instrumento y debido a que no tenía una batería, mi único lugar para ensayar era en mis clases de música, a lo que mi papá se dio cuenta que ya le estaba agarrando la onda a esto de la batería y que de verdad me estaba gustando, ya viendo eso me hizo una propuesta: “Si terminas el año con las clases de batería, te compro una en navidad” entonces, yo encantado. Bueno, terminé mi año en las clases, todavía un cacho más y comenzamos a ver precios de batería y pues, ese día de navidad llegó, y sí, era una batería, una Pearl Soundcheck color negro, hermosa. Recuerdo la emoción que sentí cuando vi a mi papá llegar con ella y cada vez sacaba una pieza de la caja, ha sido de las emociones más grandes en mi vida.

Actualmente sigo tocando batería y sigo tratando de mejorar, no digo que sea el mejor baterista de Hermosillo o algo, ni siquiera creo ser el mejor baterista de mi colonia. Pero, es algo que me gusta y que amo hacer, y la verdad, aunque la gente me diga que no la armo como baterista yo les diría “ah oks sale bye”, porque es lo que me gusta y es lo que seguiré haciendo, chance y un día de esos sí me vuelvo bueno para tocar, pero pues, hasta el momento ninguno de mis vecinos se ha quejado, así que creo que lo hago bien.
Y sí, en efecto, es una friega ser baterista, es uno de los instrumentos más estorbosos, más caros, más agotadores, más ruidoso… Pero la verdad, es el mejor instrumento, la pasión que se siente, la adrenalina al golpear los tambores, los platillos… Es simplemente inexplicable. Tal vez sí sea una flojera andar subiendo y bajando del carro para los ensayos, pero nada bueno es fácil y la verdad, esto es lo mejor y siento que no podría tocar otro instrumento.

Pues bueno, aquí termina mi pequeña historia, espero se hayan entretenido… Nos leemos luego.

Pero no me voy sin antes decirle una reflexión personal: La gente siempre va hablar, pero, no por eso debes dejar hacer lo que te gusta. Tú sólo hazlo y conforme lo sigas haciendo, irás mejorando. Ten en cuenta que siempre habrá alguien mejor que tú, pero eso no importa, lo importante es que cada día seas una mejor versión de ti.
Bruno Soto Campoy


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