Sinopsis:
Bajo la ocupación alemana, una niña polaca se aferró a su diario y a la esperanza de que un día la guerra terminase. Hoy, 70 años después, sólo nos quedan sus palabras.
Sencillas palabras sobre el descubrimiento del amor y del deseo, pero también palabras terribles de dolor y miedo ante la negra sombra que se estrechaba sobre ella.
“Aun no me
hago a la idea de que ya estamos en 1943 y de que han pasado cuatro años desde
que comenzó este infierno.”
Después del impacto
que tuvo en mí “El diario de Ana Frank” mi padre me regaló un libro titulado “El
cuaderno de Rutka” libro muy similar al antes mencionado, escrito por una joven
judía de 14 años, la cual relata acontecimientos vividos por ella misma durante
el holocausto.
Es un diario corto, pero no por ello, menos importante. Escrito en
polaco, por Rutka Laskier, el diario transcurre de Enero a Abril de 1943, y en
él, Rutka habla del miedo a la deportación, de no volver a ver a su familia y
amigos, de los horrores por parte de las autoridades nazis, los cuales llega un
punto, son habituales en su vida diaria.
“Vi, con mi s propios ojos, cómo un soldado arrancaba a un bebé de las manos de la madre y le abría la cabeza a golpes contra un poste de electricidad. Los sesos de la criatura salpicaron la madera. La madre enloqueció.”
Rutka, que apenas comienza
a ver vivir la etapa adolescente, narra cómo el amor llega a su vida a través
de Janek, y al ser apenas una niña de 14 años, cómo éste influye en su manera
de actuar y de pensar y cómo lo vuelve todo tan cambiante, en medio de un mundo
ataviado por la guerra.
Habla de cómo poco a poco
comienza a perder la fe, y de cómo cada día es más difícil al anterior, al
tener que vivir siempre con miedo.
Escribe sobre cómo cada vez sus esperanzas se van desvaneciendo más y más, con cada día que pasa, y el futuro de libertad y de paz, se vuelve cada vez más y más lejano.
“El
cuaderno de Rutka” es un libro crudo y desgarrador, pero a la vez, un libro lindo y
lleno de cencillez. De esa sencillez que caracteriza a la juventud, dónde sólo importa
divertirse y ser feliz con amigos, más con un giro estremecedor, cuando esos
amigos son deportados o llamados a hacer trabajos forzados. Rutka narra el
sentimiento de incentidumbre que la invade cada que alguno de sus amigos es
llamado a cualquiera de las dos cosas, pues no sabe si volverá a verles o no...
“Pero ahora he de pensar en el futuro próximo...y ése es el ghetto.”
Por: Mayra Alejandra Paredes Tapia.
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