Hoy
haré un especial, una pequeña reseña acerca de mí; para que me
conozcan y sepan lo que hago.
Principalmente,
antes que intento de periodista, soy baterista de un grupo: D Life
25. Llevamos alrededor de un año dándole, y pues ahí va el
proyecto, próximamente podrán tener nuestro material oficial con
las canciones que hemos hecho. Aquí está un vídeo nuestro:
Como
se dieron cuenta (Si es que vieron el vídeo) Soy baterista, y eso es
de lo que me gustaría hablar ¿Cómo llegue a ser baterista? ¿Cómo
me di cuenta que era el instrumento que me gustaba? ¿Cómo es que
llegue a amar una cosa que hace tanto ruido? Pues bueno, aquí les
explicaré un poco.
Me
remontaré a mi niñez, cuando tenía alrededor de 8 años conocí a
una banda que en ese momento no representaría mucho para mí, pero
después volverían para cambiar mi vida; la banda es: Blink-182.
Sólo conocía el nombre, debido a que mis primos mayores eran
bastante fan de ellos y pues, me llegaba su conocimiento musical
debido a que pasaba mucho tiempo con ellos. Total… Yo toda mi vida
quise una banda, ser famoso, giras, hacer música, que la gente
cantara mis canciones en la calle, no sé, fue algo que siempre me
llamó la atención, supongo porque desde pequeño me criaron viendo
y escuchando bandas de rock. Comencé con clases de guitarra, como
toda persona que se quiere involucrar en la música, pero sentía que
no era lo mío, me gustaba, pero no me esforzaba ya que sentía que
no era lo mío.
Hasta
que un buen día, en mi tiempo libre y buscando nueva música que
escuchar, me dije “Oh, recuerdo Blink-182, les daré una checada”
ese momento, ha sido de los más significativos de mi vida, hasta
ahora. Vi a una persona que podría decir que ha cambiado mi vida, el
baterista más cool del universo: Travis Barker. Su forma de tocar
era tan divertida y agresiva, pero hacía ritmos tan suaves y
‘fregones’ al mismo tiempo, se veía que disfrutaba lo que hacía,
que amaba estar sentado detrás de esos tambores y esos círculos
metálicos de una marca que hasta la fecha no sé pronunciar bien.
Fue él, el que me hizo decir “yo quiero eso, yo quiero ser
baterista” y bueno, emocionado, fui con mis papás y les dije
“Quiero aprender a tocar batería” no pude evitar notar la cara
de “Ay wey, ese instrumento hace mucho ruido” de mis papás, pero
para no mandarme a la fregada directamente me contestaron con un
sutil “Luego vemos, mijito”, eso fue como a los 11 años, después
de un año de estar moleste y moleste y moleste con que quería
aprender batería, finalmente se me hizo, comencé mis primeras
lecciones de batería. Debo admitir, que al principio fue algo
tedioso, ya que repetía y repetía los mismos ritmos y podía llegar
a hartarte, pero mi profesor siempre me decía “Esto es paso a
paso” y bueno, no me quedaba otra que resignarme.
Después,
poco a poco, fui adquiriendo más agilidad, rapidez, coordinación y
cada vez amaba más ese instrumento y debido a que no tenía una
batería, mi único lugar para ensayar era en mis clases de música,
a lo que mi papá se dio cuenta que ya le estaba agarrando la onda a
esto de la batería y que de verdad me estaba gustando, ya viendo eso
me hizo una propuesta: “Si terminas el año con las clases de
batería, te compro una en navidad” entonces, yo encantado. Bueno,
terminé mi año en las clases, todavía un cacho más y comenzamos a
ver precios de batería y pues, ese día de navidad llegó, y sí,
era una batería, una Pearl Soundcheck color negro, hermosa. Recuerdo
la emoción que sentí cuando vi a mi papá llegar con ella y cada
vez sacaba una pieza de la caja, ha sido de las emociones más
grandes en mi vida.
Actualmente
sigo tocando batería y sigo tratando de mejorar, no digo que sea el
mejor baterista de Hermosillo o algo, ni siquiera creo ser el mejor
baterista de mi colonia. Pero, es algo que me gusta y que amo hacer,
y la verdad, aunque la gente me diga que no la armo como baterista yo
les diría “ah oks sale bye”, porque es lo que me gusta y es lo
que seguiré haciendo, chance y un día de esos sí me vuelvo bueno
para tocar, pero pues, hasta el momento ninguno de mis vecinos se ha
quejado, así que creo que lo hago bien.
Y
sí, en efecto, es una friega ser baterista, es uno de los
instrumentos más estorbosos, más caros, más agotadores, más
ruidoso… Pero la verdad, es el mejor instrumento, la pasión que se
siente, la adrenalina al golpear los tambores, los platillos… Es
simplemente inexplicable. Tal vez sí sea una flojera andar subiendo
y bajando del carro para los ensayos, pero nada bueno es fácil y la
verdad, esto es lo mejor y siento que no podría tocar otro
instrumento.
Pues
bueno, aquí termina mi pequeña historia, espero se hayan
entretenido… Nos leemos luego.
Pero
no me voy sin antes decirle una reflexión personal: La gente siempre
va hablar, pero, no por eso debes dejar hacer lo que te gusta. Tú
sólo hazlo y conforme lo sigas haciendo, irás mejorando. Ten en
cuenta que siempre habrá alguien mejor que tú, pero eso no importa,
lo importante es que cada día seas una mejor versión de ti.
Bruno
Soto Campoy